“How do you like India?” Eso no es una pregunta, sino un ritual. A lo largo del viaje, tendrás distintas contestaciones, a medida que descubres el mundo indio. India, nos transporta a otro mundo lleno de fascinación y, a veces, total incomprensión. El Panteón impresionante de dioses, el ascetismo de los “sadhus” hindúes (hombres santos), la delicadeza de los templos y palacios y la magia de los colores es un placer tanto visual como intelectual. Cada estado cuenta con su propio idioma (21 idiomas reconocidos por la constitución y más de 1600 dialectos), su vestimenta y sus formas de arte, música, baile, hacen de India un destino privilegiado y sin duda el más diverso del mundo. Si en una época, India atraía principalmente a los turistas en búsqueda de espiritualidad y a los mochileros, el país se abrió a todo tipo de clientela, gracias a unas ofertas hoteleras que van desde lo básico, a lo más fantástico: spa de alta calidad, cocina refinada y saludable “nouvelle cuisine”, y obviamente, palacios salidos de las mil y una noches.
La llegada a India es increíble. Después de algunas 14 horas non stop desde Nueva York, uno sueña llegar a su hotel, tomar un baño perfumado con olor a jazmín, relajarse y descansar… pero no es así. Primero hay que atravesar la ciudad. Circular por las calles de India puede ser una experiencia tan impresionante como visitar un museo, admirar un paisaje o descubrir un templo.
Daniel Moynihan, ex embajador de Estados Unidos, catalogó este tráfico de “anarquía funcional”. A lo largo de tu viaje, especialmente cuando vayas a visitar a Agra, Jaipur entre otros, pasarás varias horas en autobús, ¡y no vas a creer lo que verás! Los vehículos, los “rickshaws” fabricados para 2 pero transportando 15, carretas arrastradas por animales, y camiones con letreros coloridos motivando los choferes a tocar bocina (Blow Horn), todos compitiendo para llegar lo más rápidamente a su destino. Por supuesto, saber guiar en esta sinfonía de sonido y desorden caótico, es un arte, y oficialmente se guía del lado izquierdo, a la inglesa. Alquilar un carro no sería una buena idea.
Los paseos peatonales son pura decoración en India. La única manera de cruzar, después de mirar a la derecha y a la izquierda, es corriendo rápidamente. ¡Los monos, presentes en todas partes, aprendieron la lección y cruzan igual! En todo este “revolú”, circulan seres pacíficos, con una preferencia de estacionamiento en el medio de la calle: las Vacas Sagradas. Por supuesto, allí no vas a comer churrasco o hamburger de carne. Los indios son mayormente vegetarianos, (y nadie come carne de vaca). Una vez que la vaca deja de producir leche, su propietario prefiere abandonarla por la calle. La vaca no puede morir en la casa, si lo hace su dueño debe llevar a cabo una peregrinación a todas las ciudades sagradas de India para liberarse de su pecado. Así las vacas acaban felizmente su vida por las calles, y cada casa les deja pan a fuera o les cocina un exquisito plato, sin hablar de los dulces que les regalan durante los días festivos del calendario hindú. ¡Un trato digno de una Diosa!
Delhi es la puerta de entrada de India y el viejo Delhi fue capital entre los siglos 17 y 19 de los Mogoles, dinastía musulmana. Allí visitarás la mezquita más grande del país, el Fuerte Rojo, entre otros. Nueva Delhi fue construida por los ingleses como la capital Imperial. Es espaciosa, con muchos parques, típica de Inglaterra. Hace poco, inauguraron el Metro, un orgullo nacional, y hasta los presidentes de otros países lo visitan. El Metro de Delhi funciona de una manera realmente impresionante, y hasta tiene su museo. Otra dimensión bajo la tierra.
Salimos de Delhi en dirección a Agra. En autobús. 240 km y 6 horas de espectáculo caótico y fascinante, a través de campos amarillos con cultivos de mostaza. Serás testigo de una diversidad humana impresionante. Con una población estimada de más de 1.160 millones de habitantes, India es el segundo país más poblado del mundo. Es también el país de las castas, divididas en 4 grupos: los Brahmins, que son sacerdotes, maestros y consejeros del gobierno, los Kshatriyas o guerreros, organizando el ejército, los Vaishyas comerciantes y finalmente los Shudras, encargados de la limpieza y sanidad, a menudo llamados los “intocables”. De acuerdo a la constitución india, es ilegal discriminar a una persona por su casta, y Gandhi trató de erradicar esta división en la sociedad, incluso renombró los intocables como “los hijos de Dios”. En la vida diaria de las ciudades y con el modernismo, la diferencia entre casta está desapareciendo. Pero en los pueblos, donde vive más del 80% de la población, el sistema sigue en vigor: los trabajos son distribuidos en función de la casta y no en base de sus méritos, y los matrimonios son elegidos según su origen. Sistema antiguo, arcaico y vivo.
Llegamos a Agra, famosa por el Taj Mahal, construido por el Rey loco de Amor. Agra no tiene realmente un centro, y la ciudad se desarrolló sin planificación.
Después de Agra, para descubrir el lugar más romántico de India, nos dirigimos al estado de Rajasthan, “la Tierra de los Reyes”. Hasta la independencia en 1942, Rajasthan estaba subdividido en 20 estados de Príncipes Rajput, bastiones de opulencia real, con palacios y fuertes salidos de cuentos de hadas, y hoy en día a menudo transformados en hoteles o lugares de visita. Rajasthan es el estado favorito de los turistas, no solamente por sus palacios, sino también sus dunas (el desierto del Thar), sus casas antiguas o “havelis”, sus ferias (Pushkar y Nagaur) y por la explosión de colores de la ropa de las mujeres.
En la ciudad rosa de Jaipur, capital del estado, puedes montar elefantes, maquillados de todos colores y guiados por su maestro, hablando por su celular. ¡Como siempre, tierra de contraste! Te perderás en el laberinto de los socos, regatearás la seda salvaje, y comprarás las famosas muñecas de madera de Rajasthan. En esta ciudad, hay varios hoteles de excepción: el Oberoi Raj Palace, segundo mejor hotel de Asia según Travel + Leisure, el Rambagh Palace, en un antiguo palacio y el encantador Jai Mahal Palace de la cadena Taj.
En Jaipur, no te pierdas de ver una película, en la sala de cine más grande del país, lo que será toda una experiencia. La Industria del cine, “Bollywood” (mezcla de las palabras Hollywood y Bombay donde están los estudios) es prolífica con más de 300 películas al año. Siempre se habla de amor, historia feliz, cantos, bailes, y suelen terminar bien. Te transportan a un mundo de sentimientos, felicidad y belleza. Seguro que ayudará a la mayoría de los indios a olvidar por un momento su ardua realidad cotidiana.
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